Conocí la realidad de Bal Mandir Naxal hace 8 años formando
parte del equipo de intervención que Jose Luis Gutiérrez y Aurora Robledo
dirigían en Nepal.
Ya en ese año tuve la ocasión de sentir en primera persona
la dificultad que entrañaba para las pocas cuidadoras que tenía un orfanato tan
grande como aquel, hacer su trabajo de atención a los pequeños.
Con pocos recursos (muy pocos) y menos ayuda, estas mujeres
hacían y hacen su trabajo lo mejor que pueden. Una de las primeras que conocí
fue e Indu Kattel, en aquel momento responsable de los bebés en Naxal.
Ella siempre ha sido una persona afectiva y cuidadosa, por
lo que ha ido adquiriendo más responsabilidades en el orfanato. Tomó un papel
relevante en Dididai, al cuidado de los huérfanos con discapacidades severas y
actualmente es la responsable de todas las cuidadoras.
Nos gustaría desde aquí hacer un agradecimiento a todos
ellas y en especial a Indu Kattel, por la entrega en su trabajo.
En estos días nos hemos enterado que es posible que la trasladen y es algo que nos preocupa tanto como disgusta. Ojalá que los responsables de esta decisión recapaciten y no sea algo definitivo.
En estos días nos hemos enterado que es posible que la trasladen y es algo que nos preocupa tanto como disgusta. Ojalá que los responsables de esta decisión recapaciten y no sea algo definitivo.
Deseamos que Indu pueda seguir durante muchos años más como
responsable de esta labor en Siphol, ahora que Naxal ha sido desalojado por los
daños sufridos durante el terremoto del año pasado.
Ruta6 sabe el afecto que le une a los niños y la importancia
de mantener este tipo de vínculos emocionales.
Nuestros mejores deseos para toda la familia de Bal Mandir y
un abrazo especial para ella.
Indu en el aula de Dididai. Foto tomada durante el proyecto de José Luis Gutiérrez y Aurora Robledo en 2012. |
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