Los padres de Javier y Blanca quieren compartir su experiencia
La vida es caprichosa y la solidaridad crea puentes, incluso emocionales. Dos familias que entre ellas no se conocen han tenido la misma idea en su intención de ayudar a los niños y niñas de Bal Mandir. Utilizar los cumpleaños de sus respectivos hijos para recaudar fondos, sustituyendo los regalos por donativos.
La foto y el texto sirven para ilustrar estas historias, distantes pero no distintas. Gracias a ambas.
¿Es justo que por ser niño en un país u otro tengas menores
oportunidades en la vida? La respuesta es NO. El día que nació nuestro hijo
cambió nuestra vida y nuestras prioridades, esforzándonos cada día por intentar
ofrecerle lo mejor de nosotros, por colmar sus necesidades, en definitiva, por
intentar ofrecerle un futuro feliz. Esto, que en nuestro entorno más cercano
parece algo evidente, aunque no sencillo en muchas ocasiones, no lo es para
muchos niños de Nepal. Su acceso a las oportunidades y comodidades de las que
disfrutan aquí nuestros hijos es mucho más complicado. Pero en definitiva, son
niños igual que los nuestros….
Hace dos años visitamos este país y nos impresionó su
belleza, pero también la pobreza que existe. A pesar de esto último, pudimos
comprobar cómo, con muy poco, en ocasiones sin las cosas que aquí consideramos
más elementales, se puede ser feliz. Nuestra estancia en Nepal fue un gran ejemplo
de vida que nos ha quedado grabado. Por eso, viendo estas últimas semanas las
imágenes del terremoto sentimos una enorme tristeza e impotencia. Se nos
planteaban una inquietud, ¿cómo podíamos ayudar desde aquí? ¿cómo podíamos
paliar, aunque sea un poquito, tanto sufrimiento? Y sobre todo, ante nuestros
ojos se mostraba una gran injusticia, la felicidad y plenitud de nuestro hijo y
la grave situación de otros niños en este país, que a pesar de todo, mantenían
su gran sonrisa que nos enamoró y sus ganas de ser niños.
Por eso, aprovechando el primer cumpleaños de nuestro hijo,
decidimos poner en marcha una iniciativa. Le pedimos a nuestra familia que no
trajeran ningún regalo para Javier, les propusimos que metieran en una
hucha el dinero que se hubieran gastado en los regalos de Javier y destinar ese
dinero a los niños de Bal Mandir. El resultado superó con creces todas nuestras
expectativas (1.400 euros), incluso muchos nos agradecieron haberles facilitado poder ayudar
de alguna manera y poner su granito de arena. Queríamos que esos regalos,
que se hubieran quedado acumulando polvo en un rincón de la habitación,
tuvieran el mejor destino posible, y el mejor destino que consideramos fue los
niños de Bal Mandir. Porque soñamos con que ellos tengan, igual que todos nuestros
hijos, una posibilidad de futuro.
La experiencia ha sido muy enriquecedora para toda nuestra
familia, y esperamos que cuando Javier sea mayor también le sirva en su vida.
Por eso, desde aquí, animamos a otras familias para que pongan en marcha iniciativas
similares ahora que se acerca la época de bautizos, bodas, comuniones,
reuniones familiares, etc.. ya que, aunque pensemos que los que damos somos
nosotros, la solidaridad siempre te devuelve con creces todo lo que has dado.
Muchas gracias a Ruta 6 por facilitarnos esta vía para poder
ayudar y por el gran trabajo que realizan.